A historia de Durito
Te voy a platicar una historia que me pasó el otro
día. Es la historia de un pequeño escarabajo que usa lentes y fuma pipa. Lo
conocí un día que estaba buscando el tabaco para fumar y no lo encontraba. De
pronto, a un lado de mi hamaca vi que estaba caído un poco de tabaco y que se
formaba una hilerita. La fui siguiendo para ver dónde estaba mi tabaco y
averiguar quién carajos lo había agarrado y lo estaba tirando. A unos cuantos
metros y detrás de una piedra me encontré a un escarabajo sentado en un pequeño
escritorio, leyendo unos papeles y fumando en una pipa diminuta.
-Ejem, ejem -dije yo para que el
escarabajo se percatara de mi presencia, pero no me hizo caso.
Entonces le dije:
-Oiga, ese tabaco es mío.
El escarabajo se quitó los lentes, me
miró de arriba a abajo y me dijo muy enojado:
-Por favor, capitán, le suplico que no
me interrumpa. ¿Qué no se da cuenta de que estoy estudiando?
Yo me sorprendí un poco y le iba a dar
una patada, pero me calmé y me senté a un lado para esperar a que terminara de
estudiar. Al poco rato recogió sus papeles, los guardó en el escritorio y,
mordisqueando su pipa, me dijo:
-Bueno, ahora sí. ¿En qué puedo
servirle, capitán?
-Mi tabaco -le respondí.
-¿Su tabaco? -me dijo-. ¿Quiere
que le dé un poco?
Yo me empecé a encabronar, pero el
pequeño escarabajo me alcanzó con su patita la bolsa de tabaco y agregó:
-No se enoje, capitán. Comprenda que
aquí no se puede
conseguir tabaco y tuve que tomar un poco del
suyo.
Yo me tranquilicé. El escarabajo me caía bien y le dije:
-No se preocupe. Por ahí tengo más.
-Mmh -contestó.
-Y usted, ¿cómo se llama? -le pregunté.
-Nabucodonosor -dijo, y continuó- pero
mis amigos me dicen Durito.
Usted puede decirme Durito, capitán.
Yo le agradecí la atención y le pregunté
qué era lo que estaba estudiando.
-Estudio sobre el neoliberalismo y su
estrategia de dominación para América Latina -me contestó.
-Y eso de qué le sirve a un escarabajo -le pregunté.
Y él me respondió muy enojado:
"Cómo que de qué? Tengo que saber cuánto tiempo va a durar la lucha de
ustedes y si van a ganar o no. Además, un escarabajo debe preocuparse por
estudiar la situación del mundo en el que vive, ¿no le parece capitán?"
-No sé -le dije-. Pero ¿para qué quiere
saber usted cuánto tiempo va a durar nuestra lucha y si vamos a ganar o no?
-Bueno, no se ha entendido nada -me dijo
poniéndose las gafas y encendiendo su pipa. Después de echar una bocanada de
humo continuó:
-Para saber cuánto tiempo nos vamos a
estar cuidando los escarabajos de que no nos vayan a aplastar con sus bototas.
-¡Ah! -dije
-Mmh -dijo él
-¿Y a qué conclusión ha llegado usted en
su estudio? -le pregunté.
Él sacó sus papeles del escritorio y los
empezó a hojear.
-Mmh... mmh -decía a cada rato mientras
los revisaba.
Después que acabó de hacerlo, me miró a
los ojos y me dijo:
-Van a ganar.
-Eso ya lo sabía -le dije. Y agregué:
-Pero ¿cuánto tiempo va a tardar?
-Mucho -me dijo suspirando con
resignación.
-Eso también ya lo sabía... ¿No sabe
cuánto tiempo exactamente? -pregunté.
-No se puede saber con exactitud. Hay
que tomar en cuenta muchas cosas: las condiciones objetivas, la madurez de las
condiciones subjetivas, la correlación de fuerzas, la crisis del imperialismo,
la crisis del socialismo, etcétera, etcétera.
-Mmh -dije yo.
-¿En qué piensa, capitán?
-En nada -le contesté-. Bueno
señor Durito, tengo
que retirarme. Tuve mucho gusto en conocerle. Sepa usted que puede tomar todo
el tabaco que guste cuando quiera.
-Gracias capitán. Puedes tutearme si
quieres -me dijo.
-Gracias Durito. Ahora voy a
dar orden a mis compañeros de que está prohibido pisar a los escarabajos.
Espero que eso ayude.
-Gracias, capitán, nos será de mucha
utilidad tu orden.
-Como quiera que sea, cuídese mucho
porque mis muchachos son muy distraídos y no siempre se fijan dónde ponen el
pie.
-Así lo haré, capitán.
-Hasta luego.
-Hasta luego. Ven cuando quieras y
platicaremos.
-Así lo haré -dije, y me retiré hacia la intendencia.
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